No hay duda de que este perro desciende, en línea directa, del antiguo lebrel egipcio y la prueba de ello está dada por los numerosos testimonios encontrados a lo largo de la cuenca del Nilo -desde Egipto al Sudán- y que se remontan a las más antiguas dinastías de los faraones. Después fueron los fenicios quienes, durante sus viajes, llevaron consigo a estos perros que se extendieron bastante rápidamente por toda la península ibérica donde fueron de inmediato utilizados para cazar pequeños animales, sobre todo conejos salvajes, entonces muy numerosos en la región. El transcurso de los siglos no ha modificado mucho a esta raza que, por otra parte, está poco difundida tanto en Europa como en América y que, sucesivamente, ha dado origen al Podenco Ibicenco, clasificado entre los sabuesos por la Federación Cinológica Internacional.